EDUCANDO PARA LA LIBERTAD
Todos
nos sentimos encantados ante la idea de libertad. Sin embargo, lo más
común es vivir sin plantearnos qué significa verdaderamente ser
libres.
Si
acudimos al concepto básico del término, aquello que definiría la
libertad sería la capacidad de hacer elecciones.
Por
ello, ser libre siempre implicará consciencia; habrá que dotarse
previamente de los necesarios recursos cognitivos, emocionales e
incluso éticos y espirituales que permiten incrementar dicha
capacidad y anclar en nosotros la claridad y el discernimiento para
tomar las decisiones con certero criterio.
Por
otro lado, ser libre implica también asumir la responsabilidad -dar
respuesta efectiva- ante las decisiones adoptadas y ante todo cuanto
nos compete. Seremos más libres cuanto más responsables.
La
carencia de lucidez y buen criterio junto a la falta de coherencia
tan evidentes en casi todos los ámbitos de nuestra sociedad actual
refleja nuestra propia inconsciencia y al mismo tiempo hace que vivamos en estado de absoluta estulticia, sometidos a
un sistema que ha generado en nosotros la creencia de que somos
libres, siendo por contra más esclavos que nunca. Esclavos, no sólo
de dicho sistema, sino aún peor, esclavos de nuestra propia
ignorancia y estupidez, pues no hay mayor esclavo que el que siente
las ataduras como alas para su falsa libertad.
Os
animo pues, amigos, a asumir y ejercer vuestra verdadera y plena
libertad en el recuerdo de que sólo la verdad os hará libres. Y en
este caso, la verdad es sinónimo de coherencia.
Será
así que, asumiendo nuestro compromiso con la libertad y siendo
verdaderamente libres, podremos educar en y para la libertad.
E.
Glez
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