CUENTO DE NAVIDAD 2017

25.12.17

*Este es un cuento de El Timón Alado

UNA SALCHICHA MUY VALIOSA

Esta fantástica historia ocurrió en la más remota América norteña, en Alaska, donde siempre hace mucha, pero mucha rasca.

En las afueras de un pueblo montañés había un peculiar muñeco de nieve. Y digo peculiar porque en lugar de sombrero lucía sobre su cabeza una gorra de beisbol, por nariz no utilizaba la típica zanahoria, como hacen todos los buenos “snowman” que se precien, sino una salchicha. Y para mayor desdicha del pobrecillo White -que así se llamaba el susodicho muñeco- en lugar de una gruesa bufanda de lana, colgaba de su cuello una corbata estampada de flores.

¡Qué desgracia la suya! En vez de un muñeco de nieve parecía un turista de Miami.

-¡Pero quién sería el bromista desalmado que me hizo así!- exclamaba repetidamente el iracundo White. -¡Me siento tan espantoso y tan solo!-

Sin embargo, la fortuna le sonrió ese día de Navidad.

Un perro malamute salió de una casa correteando y moviendo la cola de lado a lado. Se acercó hasta el horrorizado White quien pensó que aquel chucho iba a levantar la pata para orinar sobre sus pantuflas multicolores.

-¡No, por favor! ¡Si además de esta pinta horripilante, huelo a pis de chucho, nadie se acercará jamás a mí!- exclamó.

-No iba a hacer tal cosa. Me acerqué por el olor de tu nariz... ¡Me encantan las salchichas!-

-Pero no puedo quedarme sin nariz. Sería aun peor... además de mi ridículo atuendo... ¡Quedarme chato!... ¡Eso jamás!-

-Te entiendo, amigo... Sin embargo... ¡te propongo un trato!- dijo el perro.

Se quedaron cuchicheando en voz muy tenue hasta que de repente el malamute salió zumbando hasta la casa.

Al cabo de un rato Grey -que así se llamaba el perro en honor a su pelaje- había regresado con una cesta de la que fue extrayendo objetos: Una zanahoria bien hermosa, un gorro de Papá Noel, una bufanda de un rojo bermellón y hasta una pipa de madera.

Entonces pudo deshacerse el muñeco de su ridícula apariencia y alegrar al mismo tiempo a Grey, quien se zampó en un santiamén la salchicha que había tenido White por nariz.

Así fue como muñeco y perro se hicieron amigos.

Y además en unos minutos la plaza se llenó de niños que jugaban con ellos...

-¡Qué alegre Navidad, nos espera!- exclamó White.

Y colorín colorado... ¡sin salchicha nos hemos quedado!

FIN

Autores: Aurora y Elías. Facilitador: E. Glez

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