Nuestro legado

2.4.17


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No podemos seguir sosteniendo educativamente un modelo industrial basado en una concepción lineal y cuadriculada de la realidad, un modelo en el que un niño de cinco años es valorado como la mitad de uno de diez y en el que la evaluación se convierte casi exclusivamente en un proceso destinado a la clasificación de nuestros hijos con la única finalidad de convertirlos en técnicos de mantenimiento de un sistema que responde a un paradigma fracasado en su mismísima raíz por su carácter depredador y sustentador del conflicto como base de las relaciones, y realizando dicha clasificación en función de un rendimiento académico mesurado en base a criterios obsoletos que no tienen en cuenta un sinfín de parámetros nuevos que urge atender desde el Nuevo Paradigma emergente.