Un viaje interplanetario
* Éste es un cuento original de El Timón Alado
Allá a lo lejos, en lo más recóndito de nuestro sistema
solar, se encontraba el pequeño Pepe Luís,
un niño intrépido y decidido, viviendo en un planeta enano conocido como Plutón.
Un buen día, Pepe
Luís decidió salir en busca de aventuras que amenizaran su vida, pues
aunque le encantaba contemplar las estrellas y planetas del firmamento gracias
a su estupendo telescopio de última generación, lo cierto es que Plutón resultaba
ser tan aburrido como enano. Su espíritu aventurero y su curiosidad le
incitaban a viajar por el espacio.
Así pues, Pepe Luís
salió con su nave en dirección a Saturno, planeta que siempre le había atraído
por su enorme anillo exterior. Pensaba que teniendo tan gran anillo dorado a su
alrededor, en su interior contendría tesoros inimaginables.
Al llegar allí, se presentó ante el Rey al que llamaban Saturnino en honor al planeta que
regentaba y le preguntó por los tesoros que sin duda habría en su palacio.
Saturnino
rompió a llorar de inmediato. Y entre lágrimas confesó a Pepe Luís que todo su tesoro -incluida la preciosísima corona de
oro con incrustaciones de diamantes y rubíes-
le había sido robado días atrás por unos alienígenas venidos de Marte.
Pepe
Luís,
además de valiente y aventurero, era muy bondadoso, por lo que decidió ayudar
al Rey de Saturno y le prometió recuperar su gran tesoro.
Saturnino le
dijo que si lograba recuperarlo, le recompensaría con cien monedas de oro
acuñadas en la Gruta Saturnal y un
collar de perlas de diez centímetros de diámetro cultivadas en el Lago Dorado del Anillo Externo.
-¡¡¡Esto sí es una recompensa!!!- exclamó Pepe Luís.
Sin pensarlo dos veces se subió a la nave y se dirigió a
Marte a toda velocidad.
Sin embargo, conforme se acercaba al Planeta Rojo, se le
iba haciendo más y más atractiva la idea de realizar una visita, por fugaz que
fuera, al planeta precioso, al planeta del agua, al planeta azul, al planeta
que enamoraba a todas las criaturas de la galaxia: la Tierra.
Y allá que se vino Pepe
Luís a la Tierra antes de ir a Marte.
Nada más aterrizar en nuestro amado planeta, se encontró
con un perro que conducía una magnífica excavadora y que afirmaba pertenecer a
la “Patrulla Canina”.
¡¡¡Era nada menos que Ravel!!!
Y así fue que Pepe
Luís convenció a Ravel para ir
juntos a Marte y poder extraer el tesoro de Saturnino,
que seguro los marcianos habían enterrado en alguno de sus innumerables
desiertos de arena roja.
Llegados a Marte, fueron recibidos por un Rey al que
llamaban Marcial en honor a su
planeta.
Pepe
Luís le contó que había visitado Saturno y le preguntó por el
tesoro.
Marcial le
contó que necesitaba deshacerse de él, pues desde que lo enterraron
profundamente bajo el torreón de su castillo, todo eran disputas y peleas entre
los marcianos.
Sin embargo, no encontraban el modo de desenterrarlo pues
carecían de las herramientas adecuadas para hacerlo sin dañar la estructura de
su precioso torreón.
En ese preciso instante apareció Ravel con su excavadora y se pusieron “manos a la obra”.
Al cabo de un par de trabajosos días pudieron desenterrar
el gran tesoro.
Marcial estaba “la mar de contento” porque sabía que de
inmediato volvería la paz a su planeta. Le entregó una misiva para Saturnino en
la que solicitaba su perdón. Las muchas peleas entre sus habitantes le hicieron
comprender que no era una buena idea conquistar el espacio con ánimo de explotación
y hurto. Era mucho más edificante para todos vivir en armonía interplanetaria.
Pepe
Luís
y Ravel llevaron todo a bordo de la
nave y se dirigieron a Saturno.
Allí fueron recibidos como héroes… Saturnino organizó al
instante una celebración especial donde se volvió a coronar de nuevo: Y así es
que la fiesta de la “Re-coronación” se recuerda cada año desde entonces.
Cuando se supo que finalmente podría reinar la paz en el
sistema solar y en toda la galaxia, la alegría fue inmensa.
Y
colorín colorado… …Pepe Luís y Ravel han triunfado.
FIN
AUTORES:
David, Miguel, Uriel, Aurora y Elías
FACILITADOR:
Eduardo González Doménech (Aditya
Namah)