ALONSO Y LA TIENDA MÁGICA
*Éste es un cuento de El Timón Alado
Alonso es un
niño bueno pero muy curioso. Ahora tiene once años y es conocido en toda la
comarca como “Alonso, El Triunfador”.
Y este
título tan honorable lo adquirió tiempo atrás gracias a su gran curiosidad, a
su viva intuición y, por supuesto, a su enorme valor.
Todo comenzó
cierto día, mientras paseaba con su hermano Samuel por la ciudad de Burgos, su
ciudad natal.
Los dos
hermanos deambulaban por las callejuelas del centro urbano mientras aguardaban
a que sus padres salieran de la majestuosa catedral.
En una de
esas callejas, Alonso se detuvo ante un enorme portalón de madera en cuyo marco
lucía un pequeño cartel dorado con la palabra: “Antigüedades”
Y claro
está, la curiosidad hizo mella en él y, aunque se lo pensó dos veces, aprovechó
que Samuel se había avanzado unos metros, giró rápidamente el pomo de la puerta
y se adentró en la oscuridad de aquel antro. No había nadie en su interior.
Su hermano
Samuel, cinco años mayor que él, se quedó estupefacto cuando al llegar a la
esquina y darse la vuelta, no pudo ver a Alonso por ninguna parte. Incluso llegó
a levantar la vista hacia arriba por si había salido volando… ¡Su hermano era
un niño tan asombroso!
Mientras
tanto, el pequeño Alonso, con tan sólo dar un paso en aquella tienda se quedó
boquiabierto. Todo parecía especial, de otra época, y casi de otro mundo.
Incluso ese dulzón aroma a mirra y almizcle parecía transportarle a tiempos
remotos.
Frente a él,
sobre una vieja mesa de bronce y cristal, una gran taza de porcelana fina captó
su atención pues parecía escucharse un ligero tintineo en su interior.
Al acercarse
pudo ver como una preciosa cucharilla de plata empezaba a girar a gran
velocidad. Y de repente comenzaron a salir de allí decenas de diminutas estrellas
doradas.
Alonso se
quedó paralizado contemplando la órbita ascendente que describían aquellas
estrellas… ¡Aquella era una tienda mágica!
En apenas unos
segundos las estrellas se detuvieron ante la empuñadura de una preciosa espada
que se hallaba clavada sobre una piedra donde podía leerse una inscripción
tallada: “Tizona”
-
¡Es
la espada del Cid Campeador! – exclamó Alonso que ya conocía algunos detalles
de la historia del noble caballero burgalés.
La espada,
al recibir la caricia de las estrellas que iban formando una espiral a su
alrededor, cobró vida y se alzó de repente como una espada de luz inmensa cuyo
fulgor iluminó toda la tienda.
-
¡Ooooh!
– gritó el niño a un tiempo asombrado y asustado ante la maravilla que estaba
contemplando.
Inmediatamente
se escuchó una voz grave que parecía provenir de la mismísima empuñadura de la
espada y que decía:
- Yo
soy “Tizona”, la espada del héroe. Estas
estrellas me han otorgado el poder de convertirme en “Espada de Luz”. Sólo tú podrás verme como tal. Sin embargo, todos
sabrán que estás protegido por una fuerza superior. Si lo deseas te acompañaré
siempre. Serás heredero de la fortaleza y el valor de mi dueño y señor, el
magnífico Rodrigo Díaz de Vivar, conocido en todo el orbe como Cid Campeador. Tan sólo habrás de cumplir con la
condición de que la nobleza de tu corazón guíe cada una de tus acciones. Si así
lo prometes, nadie podrá infligirte dolor ni humillación alguna. Seré tu
espada protectora.
-
¡Sí,
sí, sí!... Lo prometo, lo prometo - dijo Alonso sin dudar.
La espada de luz descendió hasta él y se colocó junto a su cinto. Alonso
entonces se sintió todopoderoso.
Al salir de la tienda, su hermano Samuel, que iba a regañarle, descubrió
en Alonso una mirada radiante, sobrecogedora. Al contemplar su orgulloso
semblante supo que algo increíble le había ocurrido.
Alonso le contó lo sucedido y pronto pudieron comprobar el poder de
aquella espada…
Aquel fue el inicio de una serie de aventuras que aún hoy siguen
ocurriendo. Y de todas ellas, Alonso sale triunfante. Por ello le conocen como “Alonso, El Triunfador”
Y Colorín, Colorado… ¡Una mítica
Espada se ha iluminado!
Autores: Aurora y Elías
Facilitador: E.Glez D.