La inquietud, la ansiedad, el temor y la preocupación se producen como resultado de una anticipación del futuro, una especie de proyección de lo que todavía no es.
La queja, la culpa, el lamento y la disforia aparecen por un anclaje desmedido en el pasado, por un apego disfuncional a lo que ya no es.
Tan sólo desde la conexión con el presente, y por tanto desde la aceptación del mismo como lo único real, podremos experimentar una solución profunda y liberadora, una auténtica sanación.
E. Glez
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