Halloween
o la consciencia que estamos dispuestos a asumir
Querid@s amig@s:
Estas fechas son especiales. En estos días dedicamos
una atención y cuidado especial al recuerdo y honra de nuestros mayores ya
trascendidos.
En nuestro hogar reunimos las fotos de todos ellos para dedicarles un agradecido tributo de reconocimiento.
Es
lo mínimo que podemos hacer ante ellos, y más en estos tiempos tan desnortados
en que vivimos.
Encendemos unas velas, realizamos una ofrenda floral y
derramamos alguna lágrima de gratitud.
Este reconocimiento está más allá de la
religión que cada uno profese. Es algo natural, consustancial al hecho humano. Si no somos capaces de honrar y reconocer de dónde
venimos, jamás sabremos bien hacia dónde nos dirigimos. La crisis humana y
planetaria actual es básicamente una crisis de identidad. No sabemos quiénes
somos.
Para dar respuesta efectiva a nuestras necesidades de
identidad, es necesaria esta honra sincera, sanando todo nuestro pasado. Ellos
son nuestro origen, las raíces de nuestra auténtica naturaleza, una naturaleza
humana.
Lo que escribo, lo hago también con la intención de
denunciar el paganismo cutre que supone celebrar la “fiesta” de Halloween.
Se
está pasando de unas calabazas con cara siniestra a algo que incluso en
ocasiones raya en la satanización de una celebración de carácter sagrado,
cuando no en una descarada y desagradable des-humanización de la misma.
Por lo tanto, no caigamos en la trampa y el engaño.
Insto a tod@s a tomar consciencia de ello y asumir la
responsabilidad que tenemos como padres, maestros, profesores y educadores en
general.
Al menos sería muy pertinente que nos preguntáramos qué estoy celebrando, cómo
lo hago, por qué y para qué lo hago.
Las respuestas a tales cuestiones nos revelarán el
nivel de consciencia que verdaderamente estamos asumiendo.
E.
Glez,
facilitador de procesos transformacionales (psicólogo, formador y coach)
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