Cuento de Abril

3.5.18


Un viaje interplanetario



* Éste es un cuento original de El Timón Alado

Allá a lo lejos, en lo más recóndito de nuestro sistema solar, se encontraba el pequeño Pepe Luís, un niño intrépido y decidido, viviendo en un planeta enano conocido como Plutón.

Un buen día, Pepe Luís decidió salir en busca de aventuras que amenizaran su vida, pues aunque le encantaba contemplar las estrellas y planetas del firmamento gracias a su estupendo telescopio de última generación, lo cierto es que Plutón resultaba ser tan aburrido como enano. Su espíritu aventurero y su curiosidad le incitaban a viajar por el espacio.

Así pues, Pepe Luís salió con su nave en dirección a Saturno, planeta que siempre le había atraído por su enorme anillo exterior. Pensaba que teniendo tan gran anillo dorado a su alrededor, en su interior contendría tesoros inimaginables.

Al llegar allí, se presentó ante el Rey al que llamaban Saturnino en honor al planeta que regentaba y le preguntó por los tesoros que sin duda habría en su palacio.

Saturnino rompió a llorar de inmediato. Y entre lágrimas confesó a Pepe Luís que todo su tesoro -incluida la preciosísima corona de oro con incrustaciones de diamantes y rubíes-  le había sido robado días atrás por unos alienígenas venidos de Marte.

Pepe Luís, además de valiente y aventurero, era muy bondadoso, por lo que decidió ayudar al Rey de Saturno y le prometió recuperar su gran tesoro.
Saturnino le dijo que si lograba recuperarlo, le recompensaría con cien monedas de oro acuñadas en la Gruta Saturnal y un collar de perlas de diez centímetros de diámetro cultivadas en el Lago Dorado del Anillo Externo.

-¡¡¡Esto sí es una recompensa!!!- exclamó Pepe Luís.

Sin pensarlo dos veces se subió a la nave y se dirigió a Marte a toda velocidad.
Sin embargo, conforme se acercaba al Planeta Rojo, se le iba haciendo más y más atractiva la idea de realizar una visita, por fugaz que fuera, al planeta precioso, al planeta del agua, al planeta azul, al planeta que enamoraba a todas las criaturas de la galaxia: la Tierra.

Y allá que se vino Pepe Luís a la Tierra antes de ir a Marte.

Nada más aterrizar en nuestro amado planeta, se encontró con un perro que conducía una magnífica excavadora y que afirmaba pertenecer a la “Patrulla Canina”.

¡¡¡Era nada menos que Ravel!!!

Y así fue que Pepe Luís convenció a Ravel para ir juntos a Marte y poder extraer el tesoro de Saturnino, que seguro los marcianos habían enterrado en alguno de sus innumerables desiertos de arena roja.

Llegados a Marte, fueron recibidos por un Rey al que llamaban Marcial en honor a su planeta.

Pepe Luís le contó que había visitado Saturno y le preguntó por el tesoro.
Marcial le contó que necesitaba deshacerse de él, pues desde que lo enterraron profundamente bajo el torreón de su castillo, todo eran disputas y peleas entre los marcianos.

Sin embargo, no encontraban el modo de desenterrarlo pues carecían de las herramientas adecuadas para hacerlo sin dañar la estructura de su precioso torreón.

En ese preciso instante apareció Ravel con su excavadora y se pusieron “manos a la obra”.

Al cabo de un par de trabajosos días pudieron desenterrar el gran tesoro.

Marcial estaba “la mar de contento” porque sabía que de inmediato volvería la paz a su planeta. Le entregó una misiva para Saturnino en la que solicitaba su perdón. Las muchas peleas entre sus habitantes le hicieron comprender que no era una buena idea conquistar el espacio con ánimo de explotación y hurto. Era mucho más edificante para todos vivir en armonía interplanetaria.

Pepe Luís y Ravel llevaron todo a bordo de la nave y se dirigieron a Saturno.

Allí fueron recibidos como héroes… Saturnino organizó al instante una celebración especial donde se volvió a coronar de nuevo: Y así es que la fiesta de la “Re-coronación” se recuerda cada año desde entonces.

Cuando se supo que finalmente podría reinar la paz en el sistema solar y en toda la galaxia, la alegría fue inmensa.

Y colorín colorado… …Pepe Luís y Ravel han triunfado.

FIN

AUTORES: David, Miguel, Uriel, Aurora y Elías

FACILITADOR: Eduardo González Doménech (Aditya Namah)

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