SUGERENCIAS PARA PADRES Y EDUCADORES:
-Procurad convertir la lectura del cuento en un acto educativo y al tiempo trascendente. Podéis acomodar el espacio y utilizar música ambiental suave y relajante. Advertid que con su adecuada lectura se transmite algo más que palabras.
-Haced presente el protagonismo de vuestros hijos y alumnos en la identificación con los diversos personajes y las cualidades que los mismos representan recordando en su caso que ellos son los coautores del cuento.
-Explicadles el significado de las palabras subrayadas o buscadlo en el diccionario.
-Reflexionad al respecto de la importancia de los siguientes valores que se reflejan en el cuento, reconociéndolos y enfatizándolos:
*La valentía y determinación
*El "olfato" o intuición
*La laboriosidad
*La amistad y el trabajo en equipo
*La confianza
*La utopía como ideal humano y motor del cambio
Gracias. Un fuerte abrazo:
Eduardo González Doménech
(Facilitador de Procesos Transformacionales)
(Facilitador de Procesos Transformacionales)
Aditya Namah
AL CRUZAR EL RÍO
*Este es un cuento original de El Timón Alado
Un majestuoso león sesteaba en la selva cuando de repente sintió
un ligero cosquilleo en su enorme hocico.
Simba el Campeón, que así se llamaba el gran felino,
sacudió al viento su cobriza melena entreabriendo unos ojos de mirada
severa y profunda.
Simba contempló con curiosidad como una bellísima
mariposa cuyas alas parecían estar hechas de arcoíris diminutos, rondaba a
escasos centímetros de su cabeza.
Fue entonces
cuando la mariposa se acercó hasta su oído para susurrarle un maravilloso
secreto que se desvelaría al cruzar el río.
El león se
levantó y se dirigió con determinación hacia la zona conocida como El Paraje Tenebroso. Sin duda, Simba era muy valiente y decidido.
Con paso
firme y sereno se adentró en un árido e inhóspito valle que
parecía estrecharse cada vez más.
Conforme
avanzaba por aquel angosto y rocoso paraje, una espesa niebla iba
cubriéndolo todo. Era la primera vez que Simba
el Campeón se enfrentaba a algo así.
El silencio se hizo más intenso que la propia niebla.
Se detuvo
unos instantes tratando de afrontar sus temores, cuando de repente escuchó un
lejano aullido.
Simba se encaminó hacia el origen de aquel
gutural sonido hasta descubrir entre la neblina dos pequeñas figuras que
se iban dibujando frente a él.
Un zorro
llamado Zack y un joven cachorro de
lobo gris llamado Lupi se presentaron
algo temerosos, no tanto por la presencia de Simba que se mostraba con un talante acogedor y se alegraba
enormemente de poder contar con compañía, sino por el desagradable ambiente que
reinaba en aquel sombrío valle.
Simba se extrañó muchísimo de la presencia
de estos animales en un lugar tan desértico y desapacible. Pero se
sorprendió todavía más cuando le contaron el motivo por el que se hallaban
allí. Querían cruzar el Río del Espanto,
pues una mariposa les había dicho que al otro lado se hallaba el Paraíso.
Así pues,
los tres compañeros de aventura se encaminaron hacia el horripilante río, cuyo
cauce estaba cubierto de lodo.
Al llegar a
la vereda los tres amigos se detuvieron. El río estaba casi seco, y se veían huesos por todas partes. Sin duda aquel lugar estaba infestado de peligrosas
alimañas.
De repente
aparecieron una treintena de enormes e iracundos cocodrilos y el mayor de
ellos, que dijo llamarse Rey, abrió
su bocaza repleta de dientes afiladísimos y les advirtió de que el Río del Espanto era cada día más
espantoso porque se quedaba sin agua. Si
alguno de ellos se atrevía a pasar por el cauce se lo zamparían en un santiamén.
León, zorro
y lobo, se miraron apesadumbrados. Se retiraron unos metros para dilucidar
acerca de las posibilidades -casi nulas- de alcanzar el otro lado.
Al cabo de
un rato, Zack -que como buen zorro
era muy astuto- comentó que quizás los cocodrilos se mostrarían menos agresivos
si el río tuviera más agua.
Simba propuso entonces ascender a la parte alta del río para averiguar la causa de que se
estuviera secando.
Tuvieron que
guiarse entonces por el finísimo olfato de Lupi,
el cachorro de lobo gris, quien pudo orientarles río arriba entre las oscuras neblinas
de una noche sin luna.
Tras caminar
durante toda la noche superando dificultades, justo cuando comenzaba a alumbrar
el día, pudieron contemplar ante sus ojos cómo el río parecía ensancharse y formar un extenso lago.
De repente,
ante ellos se presentó un castor llamado Auri,
quien les dijo que con gran esfuerzo y laboriosidad había construido
recientemente su morada allí, pues creía que era el sitio ideal para que un
castor hembra residiera a sus anchas. Todo y reconocer que aborrecía su
soledad.
Tras grandes
esfuerzos Simba, Zack y Lupi, lograron
convencer a Auri para que deshiciera
la presa y se fuera con ellos río abajo, donde podría construirse otra nueva y
al mismo tiempo no se sentiría tan solo.
Y los tres
ayudaron a ello.
Una vez
deshecha la presa, el agua fluía a raudales y los cuatro descendieron río abajo correteando a gran
velocidad y cantando al viento su alegría.
Al llegar a
destino, una vez rebasada la zona donde los cocodrilos ahora se zambullían
una y otra vez de puro contento, todos colaboraron en la nueva construcción.
Y gracias a
los troncos, piedras y maderos utilizados, Simba, Zack y Lupi pudieron
cruzar al otro lado.
Nada más alcanzar
la vereda, Simba, que iba en
vanguardia, se topó con algo completamente inusual:
Aquello era
una especie de puerta plasmática de vivos colores…
- -¡Sin
duda es un Portal Mágico!- pensó el león haciéndolo saber a sus compañeros.
Auri se acercó al oír las exclamaciones
de sus amigos y confesó que tiempo atrás una mariposa de una especie muy poco
común le había hablado de un lugar mágico que los humanos llamaban “El
Paraíso”.
Finalmente
se decidieron y en cuanto cruzaron el umbral todo un mundo nuevo
apareció ante sus ojos:
Las plantas
y los árboles eran de un verde muy vivo y las flores eran de un tamaño enorme y
de colores nunca vistos. Hasta el cielo era de un azul tan intenso que parecía abarcarlo
todo.
Pero lo más
hermoso era que cientos de animales de las más diversas especies les rodeaban
con ojos amorosos y con auténticas sonrisas de felicidad…
La emoción
embargó a nuestros cuatro amigos. Aquella belleza era de otro mundo.
-¡¡¡Bienvenidos
al Paraíso!!!- gritaron al unísono los habitantes de aquel universo de luz y
color.
-Aquí se
vive la Vida Una- aseveró un viejo elefante cuyas enormes orejas azuladas
le permitían volar sobre las cabezas de nuestros amigos… ¡Era un elefante
volador!
Entonces,
tras la maleza, se oyeron unas risotadas tremebundas. Era Rey, el jefe de los cocodrilos, quien al
salir del río por esta vereda había atravesado también el portal.
Se abrazaron
todos con alegría inmensa.
“El Paraíso” era un Reino de Paz y Armonía en el
que los animales se alimentaban de los fotones de la propia luz del paraíso. A
ese alimento lo llamaban prana y
gracias a él no necesitaban comerse unos a otros, ni siquiera se comían las
plantas… ¡Qué maravilla!
Y todo este
Paraíso pudo descubrirse…
… Al cruzar el río.
Y Colorín Colorado… ¿Os imagináis amigos, algún día haberlo
cruzado?
FIN
Autores: Miguel, Aurora, Uriel, David
y Elías
Facilitador: Eduardo
Facilitador: Eduardo
Moralejas:
“Sigue el vuelo de las
mariposas. Es revelador”
(Las
mariposas pueden volar gracias a su previa metamorfosis. Nosotros también requerimos una transformación para poder volar y alcanzar nuestros sueños)
“No repudies a los
cocodrilos si pudiste cruzar el río”
(Si superas los miedos, podrás ver que en realidad ellos fueron tus aliados)
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