EL FANTÁSTICO VUELO DE MIGUEL
* Este es un cuento original de El Timón Alado
En un lejano lugar de este mundo, donde infinidad de
riachuelos corren por entre las montañas nevadas, hay un bosque encantado donde
vive una bruja pelirroja.
Cerca del bosque, en una aldea poco poblada, vive Miguel, un
niño de cinco años al que le encantan las aventuras.
Miguel es muy alegre, pero también muy curioso y decidido.
Es un niño valiente. Es un auténtico explorador.
Un buen día Miguel decidió ir en busca de aventuras y se
adentró en la espesura del bosque. Al cabo de un rato, un tanto desorientado,
se percató de que se había perdido.
Menos mal que además de su gorra roja -que sólo se quitaba para dormir- había salido de su casa con la
mochila repleta de galletas y chocolate. Era un chico previsor.
Decidió sentarse a comer algo pues no
encontraba el sendero de regreso y comenzaba a ponerse nervioso.
Al caer la tarde, después de coger unas cuantas moras para
la cena -ya no le quedaban galletas- Miguel tuvo que recurrir a la linterna, ya
decidido a pasar la noche en alguna pequeña gruta, pues resultaba evidente que
se había perdido.
Muy rápidamente oscureció y no tuvo tiempo de
aproximarse a las cumbres en busca de alguna cueva, por lo que temeroso se
quitó la gorra, la dobló para utilizarla como cojín y se tumbó junto a un álamo cerca de las cascadas
cristalinas. El intenso sonido del agua le ayudaba a serenarse.
De repente, ante sus ojos se iba dibujando una sombra. Una esbelta figura se acercaba con pasos
sigilosos.
-¡La bruja pelirroja!- gritó asustado Miguel.
Sin embargo, no huyó. Su curiosidad pudo más que el miedo.
Aguardó a que la figura se aproximara lentamente para descubrir que… ¡Era una
bruja maravillosa!
Sí, era pelirroja. Los largos y rizados cabellos se
arrebolaban alrededor de todo su talle, pero tenía un rostro bellísimo y lucía
un vestido largo con destellos rosados y malvas.
¡Aquella bruja no podía ser mala! Aquella bruja tenía el
encanto de las hadas. No era una bruja mala, era más bien una Maga, una maga de
alta magia.
Aquella mujer pelirroja se acercó a Miguel, le sonrió con
ternura y le acarició las mejillas.
-Me llamo Dora y también me encanta explorar. En los reinos
elementales me conocen como Dora la
exploradora- Y aunque en las aldeas de humanos me teman porque crean que
soy bruja, no lo soy. Más bien soy una maga ermitaña-
Miguel confesó que se había perdido y que deseaba encontrar
el camino de vuelta a la aldea. En su casa andarían todos muy preocupados.
Dora sonrió con dulzura y le contestó:
-No voy a decirte donde está el sendero…
… ¡Voy a llevarte a casa!
… ¡Sube a mi escoba!
… ¡Sube a la escoba voladora de Dora la exploradora!-
Y así fue como Miguel voló por primera vez.
Y colorín colorado… ¡El niño de este cuento ya ha volado!
Autores: Aurora y Elías
Facilitador: Eduardo González
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